Habiendo crecido en una zona rural, recuerdo que un año tuvimos muchos cortes de energía eléctrica. A pesar de estar consciente de la interrupción del servicio, no fueron pocas las veces en las que yo seguía encendiendo el interruptor de la luz por mera costumbre. Yo decía: “se cortó la luz así que no puedo usar el horno” y en vez de ello decía “entonces haré tostadas,” sólo para pocos segundos más tarde pegarme en la frente al darme cuenta de que la tostadora obviamente también funcionaba con energía eléctrica.
Así de dependientes éramos entonces de la electricidad y aún lo seguimos siendo. Desde luego que en esos tiempos no había smartphones, sin embargo, mi familia compró nuestro primer computador. La novedad traída a casa pasó a cumplir dos funciones: me permitía corregir errores tipográficos sin usar líquido corrector blanco y además se convirtió en una fuente de distracción para mi en Minesweeper.
Ese computador tuvo más adelante, claro, una conexión al internet. El chillido y el silbido del módem telefónico fueron las señales de que nos encaminábamos hacia la “carretera de la información”. Ni a mi familia ni mi se nos pasó por la mente que con el tiempo llegaríamos a ser tan dependientes de los computadores. En ese entonces tampoco era posible imaginar que un computador pudiese encogerse tanto como para caber en un bolsillo. Pero por sobretodo, nunca pensamos que el estar sin conexión nos afectaría tanto como un apagón.
Sin embargo, esa es la realidad actual. La vida moderna es compleja y vivir conectados no sólo tiene que ver con tener una conexión de banda ancha o un plan de datos determinado, sino que, hoy en día, también significa depender de y compartir nuestros datos con los “cinco grandes”: Apple, Microsoft, Google, Facebook y Amazon.
Debido a que la gente está cada vez más consciente sobre la cantidad de datos que estas empresas manejan sobre nosotros y sobre la gran influencia que ellas tienen en nuestras vidas, algunos usuarios han comenzado a oponerse ésto y a boicotear a los “todopoderosos”. Así lo señala la periodista Kashmir Hill como conclusión de su experimento de eliminar los productos y servicios de las cinco empresas mencionadas:
“Estas compañías son inevitables porque pasaron a controlar al espacio internet, el comercio online y los flujos de información. En sus comienzos estas empresas vendían libros, ofrecían resultados de búsqueda o mostraban a bellas jóvenes universitarias, pero ellas han expandido enormemente y hoy en día son partícipe de casi todas las interacciones en el internet”.
Nosotros hicimos una encuesta no oficial a los seguidores de Twitter de FREEDOME – VPN de F-Secure que protege la dirección IP al visitar sitios web – sobre cuál de estas compañías sería la más difícil de abandonar y aunque no pudimos incluir a Amazon (debido a las limitaciones de las encuestas en Twitter) el ganador fue Google. El resultado no nos sorprendió, ya que Google es todo, desde la herramienta de búsqueda hasta el correo electrónico, el navegador Chrome, el sistema operativo para los usuarios de android, los mapas para el gps y YouTube, entre otros. A diferencia de Facebook, el cual recibió la menor cantidad de votos.
Which one would be the hardest for you to quit? #privacy
— F-Secure FREEDOME VPN (@FreedomeVPN) December 17, 2018
El periodista Daniel Oberhaus también hizo una “dieta digital” en cuanto a las cinco empresas mencionadas. “Claramente es posible reemplazar casi todos los servicios importantes ofrecidos por los cinco grandes, por otros de código abierto (open source)”, relata Oberhaus en un artículo donde él describe su experiencia y otorga consejos sobre posibles alternativas. “Es importante darse cuenta de que ninguno de estos servicios es realmente necesario. Probablemente hayamos desarrollado una gran dependencia de ellos, pero eso otra cosa”.
Al igual que en el caso del interruptor de la luz durante un corte de energía eléctrica, el abandonar los cinco grandes tomaría su tiempo para acostumbrarse. ¿Y tú que piensas, podrías renunciar a los cinco grandes?
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